SEMANA SANTA
Hoy
es jueves, el último día. Prácticamente puedo sentir las vacaciones, no, no hay
que madrugar, desvelamiento, ensueño.
Parece que todos a mi alrededor están
disfrutando, porque algo va a cambiar. Aunque sea por escasos segundos en los
que el sol se despereza tras sábanas de nubes. Y pronto será la primera mañana
de las tan ansiadas vacaciones. Es como si el mundo en el que vivimos estuviera
infestado de felicidad.
Una vez más, siento que alguien me
acaricia suavemente el rostro, entonces se que es mi madre arrebatándome el
sueño de nuevo. Pero esta vez no tengo que levantarme directamente, ni con
rapidez desayunar y vestirme. No hay colegio, no hay prisas, solo disfrute de
un tiempo de ocio que se me antoja interminable.
Cuando
salía a abrazar el mundo, podía ver como el viento me susurraba al oído las
palabras “alegría, felicidad, amor...”. Fuera a donde fuese, todos tenían algo
que hacer: algunos disfrutaban su tiempo en familia y otros que estaban solos
se aferraban a la lectura con el fin de sentirse un poco acompañados.
Yo me quedé con mi familia, porque el
periodo de las vacaciones es el único momento
en el que podemos estar todos juntos.
Es lo que siempre he querido. Además de
pintar lo huevos de pascua, pero creo que eso les gusta a todos...
Yo soy de Polonia, así que además de
esto, siempre en Semana Santa voy con mi familia a bendecir un cesto de comida
que suele contener: huevos, mantequilla, chorizo, una o dos magdalenas, fruta,
pan, sal pimienta y una figura de un cordero. No sé si en España también se
hace pero en mi país es una tradición muy importante. Yo siempre la disfruto,
porque siento que no estoy sola; entonces es cuando me doy cuenta de que hay
gente muy cercana y querida que se preocupa por mí y me acepta tal y como soy.
JULIA 6º E. P.
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